martes, 8 de julio de 2008

¿Libertad o Esclavitud?

Imagínate que alguien te dijera, “Mira, hoy día, no tienes que preocuparte por lo que digas, como te veas, tus reacciones, tus enojos – o sea, de nada, porque hoy día, todos con los que te encuentres te van a aceptar tal como eres; con mucho amor – desde los más conocidos tuyos hasta los más extraños.  Entonces, hoy día puedes ser exactamente quien eres sin estar preocupado por lo que piensen.”  Si fuera así, ¿cómo te sentirías?  Enfrentarías el día con muchas ganas y saldrías de tu casa sintiéndote muy liviano.  Esto es libertad.  Pero imagínate que alguien te dijera, “Mira, hoy día, ten cuidado.  Vas a tener que portarte muy, pero muy bien, porque si no, todos los con quienes te encuentres se te van a volver en contra.  Ellos quieren ver a una persona recta, culta y buena; una persona que sabe respetar las reglas, las personas, etc.”  ¿Cómo te sentirías con este comentario?  Creo que con mucha presión, con mucha preocupación.  Te darían ganas de ni siquiera salir de la casa.

Tengo una gran preocupación que en nuestras iglesias estamos predicando la segunda cita y no la primera.  Estamos predicando que uno tiene que obedecer para ser aceptado.  Estamos predicando que la libertad viene por una rigurosa aplicación de la ley de Dios; si obedeces los principios, tu vida será libre.  Pero esto es una mentira que viene del pozo y huele a azufre.  Romanos 5:8 dice: Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.  Cristo no esperó hasta que fuéramos buenos para morir.  Él fue a la cruz porque NO éramos buenos.  Este es el punto principal del evangelio.  Éramos esclavos a nuestros pecados y a nuestra maldad, y por esto, Jesús dio su vida por nosotros.  ¿Cómo te sentirías hacia una persona que te salvara la vida?  Supongamos que te estuvieras ahogando, pero que alguien se tirara al agua y te salvara.  ¿Cómo te sentirías con esa persona?  Cuanto más tenemos que ver que aunque fuimos pecadores, Jesús, el único que fue perfecto y que no merecía morir, dio su vida.  ¿No se dan cuenta?  La obediencia viene por causa de la libertad y no al revés.  Jesús nos liberó de nuestro pecado y nos dio la oportunidad de tener una relación con Dios.  Estoy libre y quiero obedecerle porque lo amo.  Pero si tengo que portarme bien para que el me ame, voy a siempre vivir en temor, pensando que no estoy haciendo lo suficiente.  Es una diferencia enorme y vale la pena pensarlo.

Si estás obedeciendo para ser libre, te va a llevar a una esclavitud feroz, llena de temor.  Las buenas noticias de Cristo son que él ya ha comprado nuestra libertad.  ¡Ya eres libre!  ¡Ya te ama!  ¡Ya me ama!  A pesar de mi gran carga de pecado, ¡me ama!  Si realmente puedo captar esto y entenderlo, me va a llevar a una obediencia que está llena de amor, no de temor.

Estas, sí, son buenas noticias.

No hay comentarios.: