martes, 29 de abril de 2008

Pon tu esperanza en el Señor

A veces me canso de las dificultades de la vida.  Todos tenemos esas dificultades.  Si tienes que tratar con gente o tienes que salir de tu casa a comprar o trabajar, entonces tienes dificultades.  La verdad es que no haya donde puedas ir sin encontrarte con alguna dificultad.  He llegado a momentos en mi vida donde le he preguntado a Dios, "¿Dónde estás?  ¿Por qué no vienes a salvarme de esta u otra circunstancia?  ¿Por qué no apareces con tú poder?"  Y muchas veces él no dice nada.  Hay silencio.  Estos pueden ser momentos desesperantes.

Pero me he dado cuenta de algo - que Dios tiene su propia agenda y aunque su agenda me incluye y es para mi bien, nunca es a la manera que yo quiera o en el horario que yo quiera.  El problema es que yo soy re-malo para esperar.  Yo ni siquiera quiero esperar mientras mi computador baja algo de la Internet.  Cuanto menos quiero esperar la solución de algún problema.

Salmo 27:13-14: Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes.  Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!

El morir a mis planes, el depender 100% de otro es algo ajeno a mi ser.  Y creo que va a ser imposible a menos que vea que Jesús lo hizo por mí.  Él no quería ir a la cruz - quería que esa copa le pasara de largo.  Pero él se sometió y puso su esperanza en Dios.  Y la pura verdad es que él no vio la bondad de Dios.  Dios Padre derramó toda su ira sobre él a causa de lo que yo hice, de lo que tú hiciste.  Es por causa de él que podemos cobrar la promesa que dice que vamos a ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes.  Él no recibió la bondad de su Padre para que yo la pudiera recibir.

A lo mejor no la hemos visto porque no la hemos buscado.  Estoy recién empezando a aprender que el esperar en el Señor es suficiente.

Tengamos valor y cobremos ánimo; esperemos juntos en el Señor.

Mark

martes, 22 de abril de 2008

¡Quédense Quietos!

Psalm 46:10 «Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. 

Nuestros sentimientos son muy subjetivos.  Me he dado cuenta de que muchas veces yo tomo decisiones basadas en mis sentimientos - o sea, en como me siento en un momento dado.  Pero también me he dado cuenta que esas decisiones muchas veces no son buenas.  ¿Y por qué?  Porque tienen poco que ver con la verdad y con lo que Dios dice.  Y es así en nuestras vidas muchas veces.  Nos levantamos cansados pensando en el día duro que vamos a tener.  El día termina siendo muy largo y llegamos a la casa agotados y no queremos nada con la familia porque estamos cansados.

La gran pregunta es ¿qué debería controlar nuestras vidas?  ¿Será que nuestros sentimientos deberían informar lo que nosotros hacemos o no hacemos?  ¿O será que debería ser al revés - que lo que nosotros creemos influya lo que hacemos y que no nos rindamos a nuestros sentimientos?  Bueno, yo sé cual es la respuesta - por supuesto que lo segundo.  Pero es tan difícil hacer porque total, tengo que vivir con mis sentimientos ¿y a quién le gusta ir en contra de como se siente?  Esto es pura disciplina.

Bueno, el versículo de arriba me ayuda mucho.  Es un versículo que pone todo en su lugar.  El gran problema con mi alma es que no está quieta - está demasiada acelerada.  Con la vida que vivimos aquí en Santiago, ustedes saben que es cierto lo que les digo.  Andamos tan acelerados que en la noche caemos a nuestras camas completamente agotados y muchas veces no dormimos bien.  Necesitamos ese momento donde podamos estar quietos - y tiene que ser algo regular.  Lo necesitamos desesperadamente.  Pero la segunda parte del versículo es la clave - "reconozcan que yo soy Dios".  Va a ser imposible que nos quedemos quietos a menos que reconozcamos que hay otro que está en control de nuestras circunstancias, que hay otro que está vigilando por nosotros, que hay otro que está al tanto de lo que estamos viviendo y que, de hecho, lo ha planificado todo para nuestro bien.  Si de verdad puedo reconocer que él es Dios, entonces voy a poder quedarme quieto.

No sé como estás tú, pero yo necesito escuchar esto hoy día porque mi corazón está acelerado, intranquilo, con angustias y temores.  Yo sé que Jesús dio su vida por mí para que pudiera conocer a este Dios que tanto me ama.

Te invito a que tengamos ese momento quieto delante de Dios todos los días para que podamos reconocer que él es Dios y que está a cargo de todo, y que eso incluye mi vida.  Y pidámosle que nos muestre lo que está en nuestros corazones y las razones por la que pensamos que tenemos que andar tan acelerados.  Estando quietos, contemplando lo que Jesús ha hecho, es la única forma que vamos a poder resistir ser dominados por nuestros sentimientos.

Bendiciones,

Mark

martes, 15 de abril de 2008

Hasta Mañana

Hola a todos.  Voy a tener que escribir este blog mañana porque se me hizo corto el día.  Quiero hablarles un poco de mis anhelos profundos para esta iglesia.

Espero que todos hayan tenido un lindo fin de semana y que estén alegres por ser hijos de Dios.

Bendiciones,

Mark

martes, 8 de abril de 2008

La Lección del Perro

Hoy día se escapó mi perra, Sadie. Ella ha estado con nosotros por 9 años ya que pudimos elegirla siendo cachorra. La queremos mucho y nos daría mucha pena perderla, pero hoy pensé que eso había ocurrido. Uno de los niños dejó la reja abierta y ella se arrancó porque le encanta salir a pasear sola - ¡tantos olores por todos lados! Bueno, resulta que aprendí algo de mi corazón hoy día también. Me di cuenta de cuan fácil es enojarme por estas cosas que suceden. Estaba enojado con mi hijo (el que dejó la reja abierta), estaba enojado porque tuve que pasar tanto tiempo buscándola - y no era mi culpa, estaba enojado con los que me rodeaban y empecé a preguntarle a Dios por qué nos había quitado nuestra perrita tan amada. A lo mejor esto suena como muy menor, pero son las cosas menores que Dios usa en nuestras vidas muchas veces para ayudarnos a ver donde estamos poniendo nuestra confianza.

Por un momento traté de darle las gracias a Dios por esta situación y que él hiciera lo que quisiera. Si quería devolvernos la perrita, bien; y si no, bien también. Pero aunque mi boca estaba formando las palabras, mi corazón seguía enojado.

Ahora, me di cuenta de otra cosa también. No tenemos ninguna posibilidad de cambiar lo que estamos sientiendo en nuestros corazones. Podemos fingirlo, pero el cambiar un corazón requiere de un poder mucho más grande que el nuestro. Me di cuenta hoy día que mi pecado es mucho más profundo de lo que pensaba; que mis sentimientos y mi paz están tan ligados a mis circunstancias. Y cuando mi hijo encontró a Sadie a las 15:30 (se arrancó a las 8:00 esta mañana), me di cuenta de otra cosa. Que a pesar de mi fuerte pecado y mi dependencia tan fuerte de mis circunstancias para estar bien, mi Padre en el cielo me ama y me está cuidando y tenía que hacer lo que hizo hoy para que me diera cuenta de que el que depende de sus circunstancias para estar bien, debe tener una vida sin paz - con puras luchas. Y ahí me vi a mi mismo de nuevo. También, pude ver a Jesús, el que ignoró sus circunstancias, y que por puro amor fue a una cruz para morir por este miserable pecador que se enoja por cualquier circunstancia negativa de la vida.

Y cuando pienso en Rafael Bononato y la manera en que enfrentó su muerte - con mucha paz, estoy convencido que Dios puede cambiar un corazón. Oh Señor, sálvame de mi mismo. Tú eres la única fuente de esperanza en la vida, el único que es confiable, él único que controla todas nuestras circunstancias y las lleva a cabo para nuestro bien, y eres el único que puede cambiar nuestros corazones.

Quería que lo supieran no más. Y les pido que igual, le demos las gracias en todo - y si lo estamos fingiendo, digámosle eso también. Y sobre todo, pidámosle que cambie nuestros corazones.

martes, 1 de abril de 2008

Agradecido

Querida iglesia,

Lo único que quiero decirles hoy día en mi blog es cuanto los amo. Para mí, el estar con ustedes los domingos adorando a Dios juntos, es el momento que espero con ansias toda la semana. Cuando no estoy aquí, los echo de menos. Creo que son una iglesia muy especial y espero que podamos continuar ministrando juntos, por muchos años. No sé lo que Dios tiene para nosotros en los años que vienen, pero estoy seguro que él nos quiere usar, junto a muchas iglesias, para promover la paz de Dios en las vidas de muchos en esta preciosa ciudad.

Con mucho amor,

Mark