viernes, 31 de octubre de 2008

¿Halloween?

¿Debemos estar preocupados por el Halloween?  Es una pregunta que la iglesia evangélica se ha estado haciendo y que, en general, se ha respondido afirmativamente.  Sí, un cristiano se debe alejar del Halloween porque viene directamente del diablo.

Pero, ¿será de verdad así?  ¿Será que un cristiano no debe involucrarse en este día?  No estoy tan seguro que no.

He visto los videos y los folletos que hablan del peligro del Halloween.  He visto como los predicadores advierten a su gente que es una celebración pagana y que el participar en ir a diferentes casas a buscar dulces es una participación con el diablo y con un culto satánico.

También he visto como la gente reacciona frente al Halloween.  Hay mucha gente que se espanta por aun la mención de la palabra.  Los veo lleno de temor que de alguna forma puedan estar participando sin querer con el enemigo de su alma.

Pero la pregunta es: ¿De dónde viene el temor?

¿Habrá algún principio bíblico que nos pueda ayudar a tomar una decisión correcta con respecto del Halloween?  Creo que sí….

Pablo nos habla en 1 Corintios 8 acerca de la comida sacrificada a los ídolos.  En este contexto, lo que Pablo está enseñando es de cómo amar a los hermanos más débiles.  Pero no podemos perder la enseñanza que él hace acerca de esta comida que fue usada en los ritos paganos.

En esos tiempos, había carne que era ofrecida en el templo como un sacrificio.  Una parte de la carne iba directamente a los sacerdotes paganos.  Otra parte era para la persona que ofrecía el sacrificio – el cual lo llevaba a su casa para tener una fiesta con sus amigos.  Y aún otra parte era vendida a las carnicerías y tiendas que había en aquella época.  O sea, casi no era posible comprar carne que no había sido ofrecida delante de alguna deidad pagana.

¿Cuál es el argumento de Pablo frente a esta carne?

1 Corintios 8:4-8  en cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es absolutamente nada, y que hay un solo Dios.  5  Pues aunque haya los así llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra (y por cierto que hay muchos «dioses» y muchos «señores»),  6  para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.  7  Pero no todos tienen conocimiento de esto. Algunos siguen tan acostumbrados a los ídolos, que comen carne a sabiendas de que ha sido sacrificada a un ídolo, y su conciencia se contamina por ser débil.  8  Pero lo que comemos no nos acerca a Dios; no somos mejores por comer ni peores por no comer.

Para Pablo, el comer de esta carne no era importante – “no somos mejores por comer ni peores por no comer.”  Lo que Pablo estaba reconociendo es que todo lo que hay en el mundo le pertenece a Dios – aun las cosas que habían sido usadas en un sacrificio pagano.

Ahora, comparémoslo con lo que pasa en Halloween.  No tengo dudas que esta costumbre tiene raíces paganas.  No tengo dudas que la frase “trick or treat” vino de algún rito pagano.  Pero la pregunta para nosotros es si estamos abriéndole la puerta al enemigo por participar en buscar dulces en la casa de nuestros vecinos, vestidos con algún disfraz.  Bueno, va a depender de tu consciencia.  Para mí, yo no tengo ningún problema en llevar a mis hijos a buscar dulces en la casa de amigos.  Esta celebración siempre ha sido un tiempo para nosotros de conocer mejor a nuestros vecinos y a pasarlo bien en familia.  Tal como a Pablo no le importaba de dónde venía la carne, a mí no me importa de donde viene el Halloween.  Es igual al día de navidad, que originalmente, el día 25 de diciembre, era un día festivo pagano y el árbol de navidad fue un símbolo pagano.  Pero hoy en día, nosotros usamos esos mismos símbolos para celebrar el nacimiento de Jesús. 

Lo que estoy diciendo es que todo el mundo pertenece a Dios y todo lo que hay en el (Salmo 24:1).  Pablo nos dice en Gálatas 5 que Jesús vino para darnos libertad.  Somos hijos amados que adoran a su Padre celestial.  Y este Padre Celestial nos ha dado todo el mundo.  Él quiere que lo disfrutemos y que le demos las gracias en todo.  Yo no tengo ningún problema en darle gracias por la celebración de Halloween y disfrutarlo con mi familia.  Yo lo estoy haciendo para la gloria de Dios, no para la gloria del enemigo.

Quiero reiterar: No es primordialmente lo que uno hace lo que vale, es la razón por la que lo hace.  Si puedes ir a buscar dulces con fe en tu corazón y agradecimiento a tu Padre Celestial, entonces no estás pecando. 

Sincerémonos.  No estamos evitando el Halloween porque amamos a Dios, sino que estamos evitando el Halloween porque le tenemos temor al enemigo y lo que él nos pueda hacer.  Y, mis queridos, la raíz del temor es la auto protección, que es lo opuesto al amor, y esto simplemente no viene de Dios.

Romanos 8:15-16  15  Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡ Abba! ¡Padre!»  16  El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.

1 Juan 4:17-18  En el amor no hay temor,  18  sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.

martes, 28 de octubre de 2008

Disculpas

Les pido disculpas pero hoy no voy a poder escribir el blog por falta de tiempo.  Voy a ver si alcanzo para mañana o el jueves.

Que el Señor les bendiga a todos.

Un gran abrazo,

Mark

martes, 21 de octubre de 2008

El Evangelio Verdadero

Algunos piensan que para ser un cristiano, tienes que conocer mucho de la Biblia.  La idea es que entre más sabes, mejor cristiano eres.  Otros dicen que aunque es importante conocer la Biblia, lo más importante es la experiencia con el Espíritu Santo.  Para estas personas, lo más importante de la vida cristiana es la experiencia de la presencia de Dios.  Aún otros dicen que aunque el conocimiento y la experiencia no son malos, lo primordial es la acción.  El trabajar para combatir la injusticia y el mostrar misericordia a los pobres, los oprimidos, los desechados es lo más importante en la vida cristiana.  En todas las iglesias hay uno u otro de estos enfoques.

Pero quiero decirles que ninguno de estos es la base principal del cristianismo.  Estos son más bien resultados de otra cosa.

Todo ser humano tiene la tendencia de salvarse a si mismo.  ¿Qué quiere decir esto?  Quiere decir que nos cuesta admitir nuestra debilidad.  Queremos que todos nos vean como fuertes; que tenemos el poder de cambiarnos a nosotros mismos, de reinventarnos, de ser las personas que queremos ser.  Yo creo que es posible realizar cambios externos en nuestro comportamiento.  Pero el cristianismo habla de algo mucho más profundos.  Dios pide un cambio de corazón; un corazón que pueda abrirse y admitir que no tiene poder para cambiar.  

Uno sólo tiene que ver cómo enfrenta una herida emocional profunda para entender que uno mismo no puede cambiar su corazón.  Cuando alguien te hiere profundamente, es imposible sentir amor por esa persona.  Lo único que queremos es destruirla.  Hay algunos que actúan sobre estos sentimientos y le hacen daño a la persona, pero más común es que simplemente las ignoramos y actuamos como si no existen.  Y esta actitud de actuar como si no existen es igual a desear que estén muertos.

Cuando tenemos sentimientos tan fuertes, tenemos que admitir que no importa el esfuerzo que hagamos, no tenemos el poder para cambiar nuestro corazón.  La herida sigue y sigue y es imposible superarla.  Aún años después, sentimos la misma herida.  Somos muy buenos para fingir el cambio y actuar como si todo estuviera bien, pero honestamente, ese cambio no es genuino.  

El evangelio de Cristo dice que nosotros hemos vivido como si Dios no existiera.  En nuestro diario vivir, la gran mayoría de las veces, actuamos por nuestro propio esfuerzo, por nuestra propia sabiduría; algo que no fuimos creados para hacer.  O sea, fuimos creados para ser dependientes, no independientes.  Y cuando ejercemos nuestra independencia, estamos diciendo, en efecto, que Dios no existe para nosotros y que no nos importa esa razón por la cual fuimos creados; en fin, vivimos como si Dios estuviera muerto.

El evangelio de Cristo también nos dice que aunque hemos ignorado a Dios y aun hemos querido que estuviera muerto, él nos amó tanto – y como un buen Padre que conoce nuestro ADN y sabe que sin él vamos a morir eternamente, él mandó a su hijo para pagar la deuda de nuestra rebelión/ignorancia/independencia.  El sabe que no nos podemos cambiar solos y que vamos a vivir cubriendo nuestra necesidad.  Lo único que nos pide es que admitamos que somos débiles, que no tenemos forma de cambiar nuestros propios corazones, que estamos llenos de heridas y de enojos con otras personas que no podemos superar.

Tenemos que ver que por cada pecado nuestro, es como que nosotros participamos en clavarle las manos y los pies a la cruz.  Es nuestro pecado que lo mató.  Pero él lo hizo con gozo porque sabía que estaba rescatándonos de nosotros mismos.  Este es el único poder para cambiarnos – un poder que viene de fuera de nosotros.  O sea, el cristianismo es una relación con el Dios del universo donde nosotros admitimos nuestra rebelión/ignorancia/independencia y él nos dice, “ven hijo mío, te perdono porque tu pecado está cubierto por la muerte de mi hijo.”

Ahora, para una persona que de verdad ha visto muy adentro de su propio corazón y ha visto la manera en que desesperadamente quiere cubrir su propia debilidad y actuar como si tuviera todo bajo su control, esa persona va a querer hacer varias cosas.  1. Va a querer conocer a este Dios que tanto lo amó que entregó su vida por él.  O sea, va a buscar y estudiar la palabra de Dios para conocer la verdad de Dios, y de si mismo,  2.  Va a querer experimentar la presencia de este Dios tan grande,  3.  Y también, esta fe producida por entender la grandeza de Jesús va a producir un cambio en la voluntad de la persona.  O sea, esta persona va a querer actuar y hacer según el corazón de Dios; que es un corazón que palpita por los oprimidos, los pobres, los desechados; va a luchar en contra de la injusticia y practicar la misericordia.

Entonces, no hablemos de la vida cristiana como si fuera simplemente un aprendizaje de información (el intelectualismo), o una serie de experiencias (el emocionalismo), o una cantidad de acciones (el activismo).  El cristianismo es mucho más profundo que estas tres cosas, pero definitivamente incluye las tres.  Estas tres son resultados de nuestra relación y sin ellas, tenemos que preguntarnos si conocemos a Dios de verdad.  No podemos quedarnos conformes con una o dos, tiene que estar las tres para mostrar que tenmos una relación verdadera con Dios.  O sea, tiene que haber un cambio en nuestra mente, en nuestro corazón (emociones) y en nuestra voluntad.

martes, 14 de octubre de 2008

¿Hijos?

Santiago 1:2-3:  2 Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas,  3  pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia.

Uno espera tener dificultades en la vida, pero cuando llegan, uno no espera que duelan tanto.  En el último año de la vida de mi papi, sabíamos que iba a morir.  No sabíamos exactamente cuándo, pero estábamos más o menos seguros que era luego y probablemente dentro de ese año.  Él ya no era la misma persona.  Su mente no lo dejaba pensar o razonar bien.  Él ya no hablaba con sentido.  O sea, sabíamos que era lo mejor para él que se fuera para estar con Dios.  Pero en el momento en que sucedió, fue un tremendo choque para mí y me dolió hasta los huesos.

Hay muchas circunstancias de la vida que son así.  Uno puede saber que algo le vaya a pasar, uno puede estar preparado, pero cuando sucede, es terriblemente doloroso.

Creo que tenemos que hacernos la pregunta, ¿cuál es la mejor forma de enfrentar las dificultades de la vida?  Hay dos formas en realidad.  Uno puede enfrentar las dificultades como un huérfano.  Es decir, pensando que lo que le está pasando es al azar, que no tiene a nadie que lo acompañe, que está solo en el mundo, que si no sale por su propia fuerza, no va a salir.  Así nos sentimos la mayoría de las veces.

La segunda manera de enfrentar una dificultad es de entender que para los que tienen una relación personal con Cristo, no somos huérfanos, sino hijos amados, con un Padre Celestial que es soberano.  Lo que él anhela es que vivamos nuestras vidas en dependencia total de él.  Quiero citar a David McCarty, un hombre que ha sido de mucha ayuda y bendición para mí:

“¿Cómo reacciona un niño de tres años frente a la crisis financiera?  No tiene ni un pensamiento al respecto.  Él continúa disfrutando su vida diaria, confiando en que sus padres van a proveer para él, preocuparse por él, saben lo que es bueno y lo que es malo para la familia, porque el niño de tres años no tiene idea.”

Así debemos ser, como niños dependientes de nuestro Papi celestial, el que tiene TODAS las cosas en su control.  Efesios nos enseña lo siguiente:

Efesios 1:11  En Cristo también fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad,

…o sea, todas las cosas….y que causa todas las cosas para el bien de quien lo ama.  Así vivió Jesús, en dependencia total y absoluta de su Padre y así quiere que vivamos nosotros.  Él vino a morir para que esa relación de dependencia fuera una realidad en nuestras vidas

Si estás viviendo como un huérfano, a lo mejor nunca has visto el amor del Padre por ti – el que mandó a su propio hijo para rescatarte de tus pecados y establecer esa relación de amor contigo.  O a lo mejor te has olvidado de tu estatus como hijo.

Aunque me dolió que mi papi muriera, estoy seguro que tengo un Padre Celestial que tiene esta circunstancia en sus manos.  Era el momento que mi papi tenía que dejar esta tierra porque su Padre Celestial lo quería así.  Y yo puedo conformarme con eso; que mi Padre Celestial me tiene en sus manos y me está guiando y cuidando.

Vivamos como hijos amados.

Romanos 8:15-16  15  Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡ Abba! ¡Padre!»  16  El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.

martes, 7 de octubre de 2008

Para la próxima

Hola a todos,

Esta semana he estado en una conferencia en las mañanas, además de tener citas y otras cosas en las tardes, entonces, el blog va a tener que esperar hasta la próxima semana.

Que tengan una linda semana y que las bendiciones de Jesús estén con cada uno.

Un abrazo,

Mark