martes, 1 de julio de 2008

Agradecidos en la Dificultad

Del colegio de mi hija me llamaron el viernes, para decirme que si no entregaban el certificado de permanencia definitiva y una copia del carnet de ella,  al ministerio de educación, a más tardar el lunes, iban a tener que sacarla del colegio.  Por alguna razón, cuando nos entregaron la permanencia definitiva no sacamos el carnet de la Kim (bueno lo sacamos pero se nos olvidó ir a buscarlo entonces lo destruyeron).  Entonces, ayer, nos programamos para estar en la fila del registro civil antes de las 8:00 hrs.  Allí esperamos hasta que abrieron las puertas a las 8:30, y luego esperamos unos 20 minutos más hasta que nos atendieron.  Cuento corto, no nos aceptaron los documentos porque teníamos que demostrar que no habíamos salido del país por más de un año - o sea, que el certificado de permanencia definitiva estuviera todavía vigente.  Para hacer esto, tuvimos que ir a Recoleta, a policía internacional para buscar el certificado.  Yo no estaba contento.  Era mi día libre y ya lo tenía planificado.  Iba a ir al cine a medio día (uno de mis pasatiempos favoritos), iba a almorzar algo rico en la casa, etc.  Mi plan no era tener que pasar el día entero en este trámite.  Bueno, llegamos a policía internacional y después de pagar en caja por los certificados, nos dieron un número.  El número digital en la pared decía 000 y miré el número que yo tenía - ¡uuffff!! - 081.  Después de dos horas de espera volvimos al registro civil en Las Condes donde no tuvimos ningún problema en conseguir el carnet, tanto para Kim como para Megan.  De allí, las llevé al colegio y no llegué a la casa hasta las 14:00 hrs.

 ¿Por qué les cuento esto?  Porque he visto cuánto Dios quiere amarme y enseñarme.  Me he dado cuenta de lo poco flexible que soy.  Las cosas que me sacan de mis planes, me enojan.  Cuando nos rechazaron los documentos en el Registro Civil, estaba muy molesto y se lo dije a los funcionarios que estaban trabajando allí.  

 Pero a través de la mañana, Dios empezó a trabajar conmigo.  Me di cuenta que ni esta situación estaba fuera de su control y que él quería enseñarme algo.  Además, mis hijas estaban mirándome y aprendiendo de mis reacciones.  Les pedí perdón a ellas, le pedí perdón a Dios y más tarde, cuando volvimos al Registro Civil, les pedí perdón a los dos funcionarios.

 ¿Saben qué?  Visto de otro punto de vista, fue un día en que pude pasar con mis dos hijas - algo que disfruté mucho ayer.  También pude aprender que Dios quiere que estemos agradecidos, sobre todo en los momentos difíciles o molestos.

 Lo que yo viví ayer, no fue nada.  Jesús entregó su vida y no la valoró, porque estaba pensando en algo mucho más profundo.  Y hasta tuvo gozo al ir a la cruz para pagar mi deuda.  Cuánto necesito entender esto y relajarme más, sabiendo que él está en control de las situaciones de mi vida y me hace pasar por cosas para que pueda aprender a confiar más en él.

 Bendiciones a todos,

 Mark

1 comentario:

Patosoto dijo...

Me anima tu testimonio y ver a nuestro pastor tan "humano", esto nos ayuda a vivir con gozo pensando queno hay absolutamente nada que podamos hacer si no es gracias a su misericordia