martes, 18 de marzo de 2008

Semana Santa y La Cruz de Cristo

Esta es una semana muy importante en la vida de la iglesia de Jesucristo. Fue durante esta semana que la multitud que rodeaba a Jesús cambió de gente que lo adulaba a gente que lo odiaba. Durante sus tres años de ministerio público, Jesús sanó a muchos, dio de comer, echó fuera demonios, etc. La gente sabía que tenía poder y siempre tenía a muchos que lo seguían. La culminación de esta euforia sucedió el domingo de ramos donde querían hacer de Jesús su rey para que les proveyera todo lo que necesitaban y que derrocara a los romanos. Era por eso que cuando Jesús iba entrando a Jerusalén siendo cargado por un burrito que él estaba llorando. Y él mismo dijo que sabía que ellos no tenían idea lo que les podría traer paz. Y esa es la pregunta que les hice el domingo. ¿Qué está haciendo Jesús cuando nos mira a nosotros? ¿Estamos buscando la paz en lo que él nos pueda proveer o estamos buscando la paz en él? Cuando el pueblo se dio cuenta que él nos les iba a dar lo que ellos querían, lo tomaron y lo crucificaron - la muestra más grande de que sólo lo querían usar y no lo amaban.

Esta es la semana en que recordamos la cruz de Jesús. Sabiendo que el mundo no tenía idea lo que les podría traer paz, él dio su vida para que lo entendieran. La cruz de Cristo es el eje central de nuestra fe. Claro que sin la resurrección de Cristo, nos dice Pablo, no tendríamos una fe. Pero es la cruz de Cristo donde el verdadero poder de Dios se mostró, el poder para vencer el pecado. Es por eso que Pablo les dice a los corintios, "Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado. Es más, me presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo. No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios."

Lo digo de nuevo, la cruz de Cristo es el eje central de nuestra fe y de nuestras vidas. No porque pensamos que él todavía está allí - obviamente que no - él ha resucitado y está a la diestra de Dios haciendo intercesión por nosotros. La razón por la que es el eje central es que en la cruz es donde nosotros, tú y yo, pudimos y podemos dejar nuestra carga, la carga de la culpa. Fue en la cruz donde el Rey de reyes nos mostró su fuerza en la debilidad. Fue en la cruz donde yo puedo decir con Pablo, "...Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero." (1 Timoteo 1:15)

Y es la cruz que me muestra mi pecado, no para que me quede allí con toda la culpa que eso lleva, sino para que pueda recibir el perdón. ¿Cómo voy a entender el perdón sin haber visto lo que me hizo pedir ese perdón? El ver nuestro pecado no es algo malo - es algo glorioso, porque cuando lo veo, tengo donde ir, tengo a quien acudir. La cruz me dice, "CUENTA PAGADA". Pero no es solo eso, sino que su vida perfecta, su record perfecto delante del Padre llega a ser mio. Aunque Dios el Padre demanda la perfección para entrar en el cielo, es a través de la cruz que no entro vacío sino que tengo un record - pero no es mi record. Toda la obediencia de Jesús es cargada a mi cuenta y todo mi pecado es cargado a él. Esas sí que son buenas noticias. ¡¡¡Es la cruz.....la cruz....la cruz!!! Disfrutemos esta semana y animémonos.

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