martes, 12 de mayo de 2009

La Vida Cristiana

Entre más vivo mi vida cristiana, más me doy cuenta de lo misterioso, de lo grande, de lo profundo que es Dios. He estudiado la Biblia mucho, tengo un grado académico de un seminario teológico, podría citarles muchas cosas de la Biblia, tengo clara la teología presbiteriana y la creo, pero estoy llegando a entender otra cosa que creo que es mucho más valiosa – que no sé nada. Soy un principiante, un novato, un ignorante en cuanto a las cosas de Dios. Cada vez me sorprendo más de lo poco que entiendo de lo que es una relación íntima con él. Me doy cuenta que conozco muy poco de mí mismo y la razón por la que reacciono frente a diferentes situaciones. Y por ende, me doy cuenta de lo poco que sé de Dios. He tenido momentos en mi vida en que he creído saber lo que él estaba haciendo. Pero vez, tras vez he estado equivocado. Lo que yo pienso de lo que él está haciendo siempre termina siendo poco profundo y “light”. Mientras lo que él verdaderamente está haciendo es siempre profundo; siempre cala hondo, casi siempre duele, pero siempre, siempre es acompañado por un poquito más de sanidad, un poquito más de gozo, un poquito más de paz.

Lo bueno de este viaje con Dios es que dentro de todo de lo que no sé, estoy seguro que Jesús murió por mí y que me tiene en sus manos y me está moldeando. Aunque conozco poco, quiero decirles que estoy con todas las ganas de conocerlo más, de buscarlo, de estar delante de su presencia hasta que me quebrante, de anhelarlo con todo el corazón. Esto es un misterio – pero no conozco algo que satisfaga más que esto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mark, cuando reanudas tus escritos en el Blog?
Se echan de menos.
Un abrazo en el Señor
Fernando Grinberg